sábado, 31 de diciembre de 2011

¡Bienvenido 2012!

   Muchos dicen que 2012 será el último año, pero esperemos que no, porque aún nos quedan muchas cosas por vivir.
El balance que puedo hacer de este 2011 es inmejorable, he tenido en todo momento la compañía de los míos, excepto la pérdida de personas queridas que ya no están, que eso siempre es un golpe muy duro para todos.
Pero hay que seguir adelante con nuevas ilusiones y deseos. ¿Qué pido yo? Seguir como hasta ahora, con salud, cariño, felicidad y dinero, que no falte.
    Lo mejor de este año ha sido conocer a nueva gente y haber seguido teniendo a mis amigos, que espero que en este 2012 tampoco me falten, porque los quiero a mi lado. También me alegra la idea de volver a ser prima, aunque vayamos a estar un poco lejos. Y sobre todo la maravillosa experiencia de haber conocido a Kevin Spacey. Haber ido a Segovia y a Mallorca tampoco ha estado nada mal, todo lo contrario.
    Lo peor han sido los enfados tontos que he tenido con gente a la que en realidad quiero muchísimo o la pérdida de personas muy queridas. Además de haber perdido a Amy Winehouse (que casualidad, que para una cantante que me gusta y se tiene que morir). Casos que también duelen como las catástrofes naturales (como la de Japón en Marzo, coincidiendo con el 11M) o sucesos provocados por personas malvadas (asesinatos de Oslo), o qué decir de la desaparición de Ruth y José (los niños cordobeses). Mis pensamientos están con todos ellos, con los que están y con los que no están.
Feliz año a todos, que seais muy felices.

                                                                                                         SARA
                                                               

domingo, 25 de diciembre de 2011

El último paseo de Carlos.

   Era una noche fría y oscura, el viento soplaba contra los árboles del parque y estos emitían un ruido escalofriante. Todas las tiendas y comercios habían cerrado y la ciudad tenía un aspecto aterrador.
   Carlos no entendía por qué sus padres le habían mandado a pasear a Crass, el perro, a esas horas de la noche. No le gustaba el aspecto que tenía la cuidad, era espeluznante. Si por lo menos le hubiera acompañado su hermano... Pero este prefería quedarse jugando a los vídeo juegos, y claro, como era pequeño se lo consentían todo y siempre se libraba de pasear a Crass, sacar la basura o ir a comprar el pan. Era injusto.
   Mientras Carlos estaba concentrado en lo más profundo de sus pensamientos no se daba cuenta de que una sombra le perseguía, silenciosa, sigilosa entre los árboles del parque. De repente Crass se asustó y ladró. Carlos, asustado, se giró pero no vio nada. Deseando llegar a casa, aceleró el paso.
   Un grito ahogado.
   Eso fue lo único que salió de la boca de Carlos por última vez. Carlos había desaparecido esa horrible noche de Noviembre.
   La policía y todo el barrio se volcaron en su búsqueda, pero lo que no sabían es que Carlos no iba a volver a aparecer por el barrio...
                                            ...nunca.

                                                                                                                      SARA

                                       

viernes, 23 de diciembre de 2011

Monólogo de Don Juan Tenorio.

  Hola.
  ...
  Hola.
  ...

  No pasa nada, entiendo que no me queráis saludar, ni eso me merezco. No pongáis esa cara de susto, es verdad. Estoy seguro de que habéis oído hablar de mí y de que todo lo que habéis oído os ha impactado, porque son barbaridades.
  De mí se ha dicho que soy un conquistador, pero también un traidor, porque soy repugnante y cruel y por no merecer, no merezco ni el aire que respiro.
  Sí, creo que ya habéis caído en la cuenta de que esta descripción que estoy haciendo me pertenece a mí, a Don Juan Tenorio. ¡Qué tontería! El "Don" se le coloca a la gente importante y respetable y yo no soy ninguna de las dos cosas.
  Madre, padre, lo siento de veras, siento no haber sido el hijo que esperabais, el hijo perfecto, el hijo ideal, el hijo ejemplar.
  Inés, amor mío, siento no haberte tratado como lo que merecías ser tratada, como a una reina.
  Y también le pido perdón a Dios, aunque he cometido tantos pecados a lo largo de mi vida que incluso a Él le sería imposible perdonarme.
  Me disculpo ante todos, ante lo humano y lo divino,pero así soy yo:

     "Por donde quiera que fui,

la razón atropellé
la virtud escarnecí,
a la justicia burlé
y a las mujeres vendí.
Yo a las cabañas bajé,
yo a los palacios subí,
yo los claustros escalé
y en todas partes dejé
memoria amarga de mí."

  Y ahora, si me disculpan, me voy, porque como decía, no merezco nada, ni siquiera un pedazo de su tiempo.
  Que pasen un buen día.

                                                                 SARA Y JOSÉ ZORRILLA